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Es muy difícil afirmar algo de forma tan rotunda y capital, pero, al igual que ocurrió el pasado 2020 con la compra de ZeniMax Studios —la empresa poseedora de Bethesda—, este 2022 estará marcado por la reciente compra del binomio Activision-Blizzard por parte de Microsoft. Es tremendamente curioso ver cómo hace unas semanas, en el marco de todos los escándalos de acoso y despidos dentro del grupo empresarial de Bobby Kotick, Phil Spencer anunció que la compañía se encontraba «evaluando su relación con Activision«.
Un periodo de reflexión que ha acabado de una forma curiosa, con un cheque de 50.000 millones de dólares y la adquisición de sus licencias comerciales. No obstante, el trabajo de Microsoft no acaba aquí. Muchos usuarios esperan ver cómo la mano de Phil Spencer recoge las hojas muertas y redirecciona una compañía herida de gravedad.
Pero, ¿dónde queda el jugador en todo esto? Lo cierto es que sagas como Call of Duty, Diablo o World of Warcraft pasan a formar parte del extenso catálogo de los de Redmond, ¿y eso qué implica? ¿Podremos jugar Call of Duty: Warzone en Game Pass? ¿Cómo afectará ésto al futuro de licencias como Diablo u Overwatch? Pensemos un poco en todo esto.
La situación con Battle.net es bastante complicada. Por un lado, el cliente de descarga de Activision-Blizzard no proporciona estadísticas como sí lo hace Steam. La plataforma de Valve es muchísimo más abierta, mientras que el binomio guarda con recelo sus datos. Por otro, Call of Duty: Warzone ha tenido un peso monumental en el videojuego desde su lanzamiento, llegando a desbancar títulos tan importantes como Overwatch, Diablo o el mismísimo World of Warcraft.
El battle royale se ha colocado sin mucho miedo ni dificultad como el título más jugado con más de 231 millones de horas el pasado año 2021, si atendemos a los datos recogidos por Newzoo, y ha relegado a Battle.net a ser el cliente de descarga de Warzone. Si miramos el resto de propuestas que recoge el launcher veremos que cuenta únicamente con 17 juegos disponibles. Es muy difícil sacar conclusiones, pero es innegable que juegos como Black Ops 4 o Crash Bandicoot 4: It’s About Time no mueven los mismos números que los más jugados.
Por tanto, ¿desaparecerá Battle.net como un esfuerzo de Microsoft por aunar todo en su cliente de descarga? La situación es mucho más complicada que eso, pero de fácil solución, únicamente tenemos que mirar a EA Play. El launcher de EA también, Origin, ha quedado relegado a dos únicas apuestas, Apex Legends y Battlefield, pero su alianza estratégica con Microsoft les ha valido una buena cantidad de jugadores por un único motivo: visibilidad.
Cerrar Battle.net está fuera de la ecuación, pero debe integrarse en el ecosistema
Los juegos de EA Play se pueden descargar y jugar en la Xbox App y, aunque necesitamos tener instalado Origin o EA Desktop para que funcione, es un añadido muy importante y que da enorme vida a las licencias de Electronic Arts. En este caso, no hablamos de un acuerdo de colaboración sino de una compra, por lo que la fusión entre Xbox App y Battle.net debería llevarse al límite. Cerrar el launcher implicaría vérselas de frente contra las comunidades de jugadores allí asentadas, pero trasladar todo el catálogo a la aplicación de Xbox y activar el juego cruzado entre ellas sería lo que salvaría a Battle.net de caer en el olvido.
100 million players and counting.
Thank you all for dropping in. It wouldn't be #Warzone without you. pic.twitter.com/knanptnCMU
No hablamos de tener los dos clientes y ejecutar ambos para jugar a un juego, no. Hablamos de una fusión total en la que los juegos de Activision-Blizzard —desde Warzone a Starcraft, pasando por Overwatch o Diablo— estén disponibles para comprar, compartir y jugar dentro del propio catálogo de Xbox Game Pass.
Tomando en consideración cómo son las filosofías de Xbox Game Studios, damos por sentado que la accesibilidad será una máxima creativa en el futuro de Activision Blizzard. Es un buen momento para recordar que Grounded incluye opciones para paliar la aracnofobia de los jugadores del mismo modo en que Sea of Thieves combate la talasofobia con una función de flotación. Mientras tanto, el Xbox Adaptive Controller permite a personas discapacitadas compartir su afición con otros miembros de la comunidad al margen de sus limitaciones. Y también tienen como política llevar sus juegos al mayor número posible de plataformas.
En un entorno como este, sospechamos que los juegos más cerrados del catálogo de Activision Blizzard también tendrán que abrirse de una forma u otra. Overwatch ya está en un buen repertorio de plataformas y se ha adaptado perfectamente a todas ellas con juego cruzado, e incluso es posible jugar a World of Warcraft con mando; pero el tema de la publicación es una barrera que todavía no se ha terminado de pasar. Si Halo Infinite está disponible en Steam desde el primer día, ¿es posible que veamos Heroes of the Storm en la plataforma de Valve, compartiendo espacio con DOTA 2? ¿Qué dirían las reseñas de usuario de Overwatch 2 si estuviese al lado de Team Fortress 2?
La nube también es una cuestión interesante porque es un terreno que solo algunos editores privilegiados han tenido la oportunidad de explorar todavía. Es posible jugar a Psychonauts 2 con un teléfono móvil y un mando de Xbox si estás suscrito a Game Pass Ultimate, pero sería interesante ver cómo impacta esta oportunidad en la interfaz de Diablo IV, por ejemplo, sabiendo que también ha tenido una adaptación a móviles llamada Diablo Immortal. Lo mismo para posibles versiones portátiles de Starcraft e incluso Call of Duty: el primero no tiene conversión aún, pero la intención está más que declarada; y el segundo tiene un potentísimo CoD Mobile demostrando fuerza.
Fíjate qué curioso. En noviembre de 2020 (es decir, casi 2021) World of Warcraft: Shadowlands se convirtió en el juego de PC más rápidamente vendido de la historia. Así, tal cual. Y sin embargo, el año que acabamos de cerrar marcó una decadencia sin precedentes en WoW porque a la pérdida de interés natural que ocurre tras cualquier lanzamiento tenemos que sumar el volumen de aficionados que abandonaron el juego, molestos con las oscuras realidades de desigualdad laboral y abusos que se destaparon mediante informes hace unos meses; así como los que directamente migraron al mucho más respetado Final Fantasy XIV.
Dicho de otra forma, el mundo de Azeroth está de capa caída, y esta vez no es porque una entidad sobrenatural amenace el equilibrio sagrado de las cosas. Más bien, es una de esas decadencias humanas que despiertan una sensación de abyección en muchos de nosotros. Pero también es una de las franquicias más representativas que se unen a la plantilla de Xbox Game Studios y por lo tanto, es difícil verlo como algo menos que una piedra angular de la transacción. ¿Cómo podríamos aprovechar lo que tenemos de la manera más eficiente? Nosotros lo tenemos claro: llevar la suscripción de World of Warcraft a Xbox Game Pass.
Aunque esté de capa caída, es una de las IP más representativas
Si EA Play o Discord Nitro están incluidos en ese servicio, no parece haber ninguna razón para excluir la mensualidad del veterano MMO. A fin de cuentas, lo que un juego como este necesita para mantenerse a flote es un flujo constante de usuarios nuevos, que es la razón por la que muchos de sus competidores adoptan un modelo free-to-play crucial. Tal vez no se te apetezca mucho comprar dos meses de suscripción a World of Warcraft el mes que sale otro juego interesante, pero si con PC Game Pass puedes tener ambas cosas, para muchos esa será la opción más rentable. Eventualmente, muchos encontrarán que todo lo que juegan como hobby está incluido en el mismo lugar.
Compartir Ahora que Xbox tiene Blizzard, unir Battle.net y PC Game Pass es una obviedad: ¿qué significaría eso para los jugadores?
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