Los amantes de los videojuegos adquieren accesorios informáticos acordes a sus necesidades porque las características que incorporan están especialmente indicadas para sacarle el máximo partido a su afición preferida. Esto no sucede solo, por ejemplo, con periféricos como el teclado y el ratón si juegan con el ordenador en vez de la consola. También ocurre con otros tan importantes como los monitores para gamers.
Respecto a una pantalla normal, como la que se utilizan para trabajar, un monitor gaming incluye prestaciones que hacen que los gamers expriman al máximo la experiencia de jugar. No solo prima obviamente la calidad de la imagen, sino otros aspectos como la fluidez de los movimientos (este valor se mide en hercios), tiempos de respuesta mínimos, tecnologías que trabajan de manera especial el contraste entre zonas dentro de una misma imagen…
Hemos focalizado esta comparativa en pantallas gaming que no sobrepasen los 200 euros de presupuesto para adaptarnos así al mayor número de usuarios posibles. Estos son los modelos seleccionados en Amazon y PcComponentes: Acer KG241QS (9), Asus VG249Q1R (9), LG Ultragear 24GN650-B (8), Philips 242E1GAEZ/00 (8,25) y Samsung C24RG52FQR (7,75).
Los criterios valorados en sus respectivos análisis han sido:
– Diseño: referido a la calidad de construcción del monitor, con especial atención a la peana.
– Panel: cada modelo incorpora un determinado tipo de panel. ¿Cómo es este panel?
– Calidad de imagen: Es fundamental. ¿Cómo resulta esta calidad?
– Rendimiento: este aspecto se encuentra relacionado con la experiencia de uso del monitor y si está a la altura de lo que espera un gamer, siempre teniendo en cuenta el margen de precios en el que están. La frecuencia de actualización es importante, pero también el contraste, el brillo, la definición, la inclusión de diferentes modos de juego, tecnologías que mejoran esta experiencia, reproducción de los colores…
Para el análisis de cada uno, hemos utilizado un ordenador de sobremesa cuya tarjeta gráfica es compatible con FreeSync, una tecnología que comparten los cinco y que mejora la experiencia de juego de manera notable. Para conectar el monitor al ordenador hemos usado un cable DisplayPort.
A lo largo de los días en los que los probamos, nos centramos de manera especial en los criterios de calidad de imagen y rendimiento. Se han probado con juegos de diferentes géneros.
Todos han demostrado ser una alternativa a tener en cuenta si el usuario maneja el presupuesto que hemos fijado en la comparativa. Sin embargo, los monitores Asus VG249Q1R y Acer KG241QS han obtenido un empate técnico. Presentan la mejor calidad de fabricación y la calidad de sus paneles, a pesar de incorporar tecnologías diferentes, han sido los que más nos han gustado. Que el usuario pueda hacer overclocking y, que de una tasa de refresco de 144 Hz pasen a los 165 Hz, es otra de las ventajas que proporcionan.
Lo primero que llama la atención es que los controles para la configuración se encuentran en la parte trasera; unos controles que no adoptan la forma clásica de botones, sino que es un pequeño joystick que se mueve en todas direcciones. Próximo a este, se encuentran las conexiones físicas disponibles: una toma de auriculares, un puerto DisplayPort 1.2 y otros dos HDMI 1.4. La base ofrece una óptima estabilidad mientras que los materiales de fabricación son de lo mejor de la comparativa.
Sobre el papel promete una experiencia de uso buena, pero ¿y en la práctica? Este monitor gamer de 23,8 pulgadas no defrauda y se perfila como un excelente candidato para aquellos usuarios que no pueden (o quieren) hacer un desembolso económico demasiado grande. Apuesta por un panel IPS de 1.920 x 1.080 píxeles de resolución que reduce el tiempo de respuesta a 1 ms y cuya frecuencia de refresco de 144 Hz puede escalar a los 165 Hz si aplicamos overclocking.
El nivel de brillo del monitor gaming Asus VG249Q1R es correcto y la nitidez también gracias al trabajo que realiza la tecnología Extreme Low Motion Blur. Comparte con otros modelos de su clase tecnología antiparpadeo y tecnología de luz azul de baja intensidad.
A las ya citadas se suman otras como Shadow Boost, para desenvolvernos mucho mejor en las escenas oscuras, y GameVisual, que propone hasta siete configuraciones (moba, carreras, FPS, RTS/RPG…) para optimizar la imagen en función del tipo de contenido que muestra la pantalla. Es compatible tanto con la tecnología Adaptive-Sync para tarjetas gráficas NVIDIA GeForce como con la tecnología FreeSync para los modelos AMD Radeon.
El overclocking es una práctica que en informática se emplea para incrementar la frecuencia de reloj (se mide en hercios) de ciertos componentes como el procesador o la tarjeta gráfica, de modo que lo que se consigue es aumentar la velocidad a la que desempeñan sus tareas estos componentes. Tal y como sucede con el monitor gaming Asus VG249Q1R, esta técnica se puede aplicar también en la propuesta de Acer de modo que sus 144 Hz son actualizables a 165 Hz: la diferencia resulta notable y, por lo tanto, la experiencia también al jugar.
Mantiene la relación de aspecto de 16:9 que ofrece el resto y su soporte a la tecnología AMD FreeSync (recordemos que para exprimir sus posibilidades nuestra tarjeta gráfica debe ser compatible con esta) permite que la pantalla solvente determinadas situaciones donde la fluidez de movimientos se vea afectada como, por ejemplo, el tearing.
Con un tamaño de pantalla de 23,8 pulgadas y resolución Full HD, el monitor gaming Acer KG241QS apuesta por un panel TN: obtiene óptimos resultados si analizamos la respuesta del brillo, el contraste o la reproducción de colores, aunque en este último caso, nos costó un poco más que el resto dar con la configuración acertada para que la paleta de colores se adecuara a lo que nosotros queríamos.
A este respecto, posee una hilera de botones situada en el lateral derecho inferior que ofrecen un óptimo recorrido. Los usuarios que prefieran colgarlo tienen la opción gracias a su compatibilidad con el estándar de montaje VESA. Suma un total de tres conexiones: un DisplayPort y dos HDMI. Salida para unos auriculares no tiene. La calidad y construcción de la pantalla es una de las mejores.
Con un tamaño de 23,8 pulgadas y resolución Full HD, tiene un diseño inclinable que se aleja de la estética a la que está habituado el gamer. Hay que hacer una mención especial a la peana donde se asienta toda la estructura, pues los trazos de este elemento (reproduce un cuadrado con cuatro puntos de goma en las esquinas) hacen que luzca una apariencia elegante. En la parte trasera, bañada por una capa de aluminio cepillado, además de la entrada de corriente encontramos una salida de audio auxiliar y dos puertos, uno HDMI y otro DisplayPort. Viene, además, preparado por si queremos colgarlo en la pared.
Si nos fijamos en la zona delantera, en la esquina inferior de la derecha localizamos los botones físicos que integra. Son los clásicos (encendido/apagado, control del volumen, menú y modo de entrada) y a ellos se añade uno más que responde al nombre de SmartImage. Su presencia mejora la experiencia de juego en función del título elegido: existe un modo específico para carreras, otro para los de estrategia en tiempo real y un tercero enfocado a los shooters en primera persona.
A excepción del margen inferior —que es un poco más grueso— el resto de márgenes se aprovechan bien, mientras que sus prestaciones en términos de contraste, fluidez, definición, nitidez, detalles en las sombras, representación de los colores obtienen una buena valoración. Para ello, emplea un panel VA LCD con retroiluminación LED blanca, una frecuencia de actualización de 144 Hz, un tiempo de respuesta de 1 ms y tecnología AMD FreeSync Premium.
El monitor gaming Philips 242E1GAEZ/00 cuenta, por otro lado, con dos altavoces en la parte frontal que sin brillar demasiado cumplen, así como tecnología antiparpadeo y modo LowBlue para que la vista se canse menos.
La experiencia visual que propone la firma coreana de la mano de esta pantalla gamer Full HD y 23,8 pulgadas resulta satisfactoria dentro de la franja de precio en la que se sitúa, pues predominan movimientos suaves y fluidos, sin efectos fantasma o ghosting. En este sentido, destacamos de su hoja de características técnicas los siguientes puntos: frecuencia de 144 Hz, tiempo de respuesta de 1 milisegundo, tratamiento antirreflejos, diferentes modos de imagen y compatibilidad con la tecnología Radeon FreeSync.
Mientras, los usuarios que se decantan por los juegos de disparo en primera persona cuentan con las opciones de Crosshair. Su estabilizador de negros cumple con su propósito en las escenas oscuras y permite diferenciar las diferentes tonalidades de forma precisa.
Con un tamaño de 23,6 pulgadas y 1.920 x 1.080 píxeles de resolución, el acceso a las opciones de configuración y menú OSD se efectúa a través de un botón de control situado en la parte inferior central de la pantalla. Las conexiones de que dispone incluyen una salida para auriculares, dos interfaces HDMI y otra DisplayPort. En este caso, y como sucede con el monitor gaming Samsung C24RG52FQR, no incorpora la opción de montaje VESA ni tampoco altavoces.
Desde el punto de vista del diseño, la combinación del negro y el rojo concede al modelo LG Ultragear 24GN650-B una estética característica de los dispositivos gamer. Llama la atención, por otro lado, que además de ajustar la inclinación del monitor podamos modificar la altura e, incluso, la orientación, pasando de una posición horizontal a otra vertical de manera fácil. El grosor de los marcos laterales y superior no es tan fino como los de algunos de sus contrincantes.
Esta pantalla gaming de 23,5 pulgadas y resolución Full HD tiene una particularidad que la hace distinta al resto: es curva, una estética por la que la firma coreana viene apostando desde hace algunos años, ya que su primer monitor curvo aterrizó en el mercado en 2015. Este display, que se apoya sobre una peana con dos puntos de apoyo, se caracteriza por una apariencia sobria en la que el negro es el color protagonista.
Como sucede con el monitor gaming Asus VG249Q1R, en la parte trasera integra un pequeño joystick que da acceso a las diferentes opciones de menú y personalización disponibles; visualmente se representan de manera clara y concisa. En lo que respecta a puertos y conexiones dispone de DisplayPort, 2 HDMI y salida de auriculares. Como su oponente, no incluye un soporte VESA para colgarlo en la pared.
No faltan las tecnologías que ayudan a cuidar la vista —sobre todo si el usuario tiende a pasar muchas horas delante del monitor—, su compatibilidad con la tecnología FreeSync y un modo específico para juegos que permite elegir entre varias opciones. Para reducir el retardo entre la pantalla y el teclado o mando, Samsung propone un modo de baja latencia con unos resultados bastante buenos.
Al igual que el monitor de Philips, el monitor gaming Samsung C24RG52FQR monta un panel VA que se traduce en una mayor nitidez y contraste, alcanzando una relación de 3.000:1. La tasa de refresco es de 144 Hz. En general, la experiencia que ofrece es buena dentro de la franja de precios en la que se sitúa, aunque en lo referente a la calidad de los colores otros modelos nos han gustado un poco más. Además, su tiempo de respuesta es ligeramente superior al resto, 4 milisegundos.
*Todos los precios de compra incluidos en este artículo están actualizados a 30 de octubre de 2021.
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