Título original: Invader ZIM: Enter the Florpus.

País: Estados Unidos y Corea del Sur.

Dirección: Young Kyun Park, Jhonen Vasquez, Chang, Jake Wyatt.

Guión: Breehn Burns, Jhonen Vasquez, Gary Wilson.

Música: Kevin Manthei.

Reparto: Animation. Richard Steven Horvitz, Rikki Simons, Andy Berman, Melissa Fahn, Rodger Bumpass, Jhonen Vasquez, Wally Wingert, Kevin McDonald, Olivia d’Abo, Eric Bauza.

Productora: Jhonen Vázquez, Nickelodeon Animation Studio, Maven Animation Studio.

Distribuidora: Netflix.

Género: Ciencia ficción-Animación-Largometraje.

Año: 2019.

El universo de las series animadas es, por fortuna, vasto y con un sinnúmero de títulos para todos los gustos. Existen series para adultos pero también series para niños que el público adulto no debería perderse. Definir a Invader Zim no es una tarea tan sencilla, pero en resumidas cuentas podemos decir que es una rareza en toda la extensión de la palabra. El humor que maneja y todos los recursos visuales que utiliza para contar su historia, que de tan simple es una genialidad, raya en lo grotesco pero sin perder un ápice de hilaridad e inteligencia. El pasado está de moda y Netflix lo sabe. Invasor Zim vuelve para regresarnos a los 2000 no con nostalgia sino con animación de calidad, además de la personalidad, la teatralidad innecesaria exagerada de todos los personajes, y el humor que la mantiene a 20 años de su estreno tan refrescante como siempre.

Invader Zim: Enter the Florpus no es una película que busque ser la cúspide de la serie, o sorprender con su historia, al contrario, parece tener en cuenta que los seguidores de Zim solo querían ver «más de Zim», y eso es justo lo que nos dieron. Eso sí, hace bastantes guiños a sus fans, pues, como es costumbre, aparecen toda clases de objetos y criaturas extrañas que nos recordarán aventuras pasadas. Digamos que todo sigue tal y como lo dejamos, y esta es una jugada genial de los creadores de la cinta. Lo cierto es que la película que tuvieron a bien confeccionar Netflix y Nickelodeon es imprescindible para todos los seguidores de Zim, pero, por esto mismo, para pocos más, ya que la cinta no retoma la historia para que lo comprenda nuevo público, ni es un reboot. Es una película de nicho, una que ya forma parte del canon de culto que confeccionó el canal a principios del siglo.

No cabe duda de que Netflix y Nickelodeon han logrado una sana relación laboral. Amemos u odiemos a Nickelodeon, el tratamiento que le está dando a sus viejos nicktoons es el correcto. Se les ha dado un espacio y un respeto, y los especiales que se han producido están atrayendo a nuevos y viejos fans. El año pasado fue con Arnold, empezando agosto de este año fue con Rocko y ahora es el turno de la esperada película de Invasor Zim. ¡Por fin! Después de tantos años, el glorioso imperio Irken esclavizaría a la humanidad gracias al todopoderoso Zim. Pero Invasor Zim siempre fue una serie animada diferente y algo discriminada dentro de la barra de programación de Nickelodeon. Se estrenó gracias a la idea de emitir un bloque de nicktoons un poco más «irreverente», para niños de 11 a 15 años. Pero ese bloque fue descartado en el último minuto. Zim fue estrenado el mismo día que The Fairly OddParents (Los Padrinos Mágicos) y no estaba dentro del target que querían los ejecutivos de Nickelodeon para el canal, que son niños menores de 11… A pesar de los múltiples esfuerzos de su creador, Jhonen Vázquez, de emitir el show en un horario nocturno o de migrar a Zim a MTV, Nickelodeon decidió sandwichear la serie entre Los Padrinos Mágicos y Rocket Power, lo cual terminó por darle muy bajos ratings a Zim. Los resultados fueron poco satisfactorios para Nick, que de 40 episodios ordenados solo se lograron producir y emitir 27. Los últimos 7 episodios conformaron la segunda temporada y durante su producción Nickelodeon canceló a Zim abruptamente. Al final, Los Padrinos Mágicos terminó siendo la serie que se impuso. Se convirtió en una serie de culto mientras que Invasor Zim fue olvidada y exiliada de los bloques de nicktoons, al punto en que ahora ya nadie la recuerda… *Se escucha de pronto: ¡MENTIRAS, SUCIAS MENTIRAS DE LA NIÑA TERRÍCOLA!*

Zim tiene razón. Estoy mintiendo con esa última frase del párrafo de arriba. La demografía de Nickelodeon apostó por Los Padrinos Mágicos, la cual tuvo el éxito «popular», pero la que REALMENTE se convirtió en una serie de culto fue Invasor Zim. Una cantidad enorme de adolescentes y adultos fue marcada de por vida por el Imperio Irken de Jhonen Vázquez. La fanbase de Zim creció conforme pasaba el tiempo y Nickelodeon se dió cuenta de que había dejado ir a una serie grandiosa. Se empezaron a emitir re-runs de Zim mientras Jhonen solucionaba sus conflictos con Nickelodeon, y de pronto… el Florpus apareció en nuestras vidas. Así llega Invasor Zim y el Poder del Florpus, una película de 2019 creada por Nickelodeon y emitida por Netflix.

IMPORTANTE: Netflix sólo distribuye las licencias cuando las compra. Por si no lo saben, cuando sale el trailer de una película o de una serie, ésta ya está hecha o al menos está en postproducción. Netflix sólo compró los derechos de distribución de Rocko y Zim. No añadió ni quitó NADA.

Es dirigida y escrita por su creador Jhonan Vázquez junto con Breehn Burns y Gary Wilson. Pero lo mejor de todo es que sigue teniendo el score industrializado de Kevin Manthei, el compositor original de la serie.

Volvemos a presenciar la rivalidad entre dos perdedores: uno es un fanático paranormal hijo del científico más importante del planeta, y el otro un alienígena enviado por su raza de conquistadores, creído de que es para liderar la importante misión de conquistar la tierra, cuando en realidad es nada más y nada menos que para sacárselo de encima, para deshacerse de su molesta presencia. Sus existencias son trágicas y el mundo en el que viven es una modernidad distópicamente apática a sus intentos por destruirlo/salvarlo. Muy 2000.

Al inicio del trailer de Netflix se puede ver a Zim anunciando su regreso triunfal, hasta que llega un Dib irreconocible. El enemigo de Zim, solía ser un niño poco convencional con un outfit cool que incluye un abrigo que le da aire de misterio. Sin embargo, en esta primera aparición Dib se muestra en plena decadencia, con sobrepeso y ayudado por una silla de ruedas para transportarse. Dib se pone en forma para enfrentar a su archienemigo porque lo único que separa a Zim y la invasión extraterrestre en la Tierra, es él. En cuanto a Zim, regresa junto con la ayuda de su robot G.I.R con el mismo objetivo de colonizar el planeta. Pero nos encontraremos con la disyuntiva de que, por increíble que parezca, nuestro alien favorito va a perder el ego y la confianza en sí mismo al descubrir que los Altos lo abandonaron.

La historia está basada levemente en los dos primeros cómics de Invasor Zim, también escritos por Jhonen. Y, de hecho, los diez primeros minutos de la película son exactamente iguales al primer cómic. Pero en sí, después de estar mucho tiempo escondido, Zim regresa con un plan compuesto por dos fases. Fase uno: esconderse por muchísimo tiempo en su baño para inutilizar a Dib Membrana y dejarlo pegado a una silla. Fase dos: …ehhhhh… algo! Sí, Zim ha olvidado la Fase dos de su brillante plan, por lo que ahora se siente como un fracaso debido a que descubre que los Altos no tienen a la Tierra como un objetivo dentro de su ruta. Por otro lado, el profesor Membrana, padre de Dib, quiere celebrar el Día de la Paz a lo grande, con un brazalete que creará la paz mundial cuando todos los niños del mundo se tomen de las manos. Dib tiene un conflicto con su padre, quien jamás le ha mostrado apoyo en su cruzada contra los alienígenas. Así que accidentalmente le revela a Zim los planes del Día de la Paz del señor Membrana, dándole una escabrosa idea para la Fase Dos.

Primero que nada hay que admitir una cosa: este especial es BRUTAL. De las tres películas para televisión que ha hecho Nickelodeon, este es el que se siente más completo. La película de la jungla de Arnold es buena en su primer acto pero se pierde en los otros dos añadiendo elementos demasiado fantasiosos, y Cambio de Chip con Rocko, a pesar de ser INCREÍBLE, dura muy poco. El Poder del Florpus, por su parte, tiene la duración perfecta y cumple con la regla de los tres actos. Si no saben qué es la regla de los tres actos, lo explico: es un primer acto introductorio, un segundo acto que va construyendo el clímax y un tercer acto que utiliza todas las cartas a su favor. Este tercer acto en específico es tan brutal y alocado que es innegable su calidad. De hecho, muchas películas y series hallan problemas para dirigir un tercer acto sin que se caiga. Pues los mejores momentos de la película que estemos viendo los halla uno esparcidos en sus primeros dos actos, y algunas veces el tercero es acelerado a más no poder (ejemplos de esta mala praxis de la convergencia de los 3 actos: SUNSHINE, cortesía de Fox Searchlight, año 2007; HANCOCK, cortesía de Columbia, año 2008). Pero acá no ocurre esto.

Han pasado más de 15 años desde el Zim original, y es sorprendente cómo el estilo de animación, el ritmo visual, junto al humor, raro, grotesco, y esa afinidad al body-horror sigue impactando, y sorprendiendo. Son los detalles de la animación, la exageración, el desprecio por la otredad como idea/entidad/contrario, y sobre todo por el cuerpo, posicionan a Zim como una de las series más inteligentemente tratadas visualmente, todo lo que se ve es por un motivo, y lo que no se ve, lo que queda por fuera, despierta la parte más tenebrosa de nuestra imaginación.

Por otro lado, el estilo visual sufrió algunos cambios, y la animación ve las consecuencias (positivas y negativas) de ser el resultado de una colaboración con un estudio coreano. Es todo un poco más redondo, menos oscuro y especialmente más animé. Afortunadamente varios de estos cambios van bastante bien con el tono de la serie, que se mantiene prácticamente intacto y resulta tan fresco hoy en día como hace casi 20 años. Dentro de los cómics empezaron a modificar y adaptar ligeramente la apariencia y actitud de algunos personajes, especialmente de Gaz (que siempre la consideré una especie de Mandy 2.0) y del Profesor Membrana. Se le dió un mayor protagonismo al Mini Alce y también los llevaron a la modernidad en cambiarlos abruptamente. Todos estos cambios hechos por Jhonen son llevados a El Poder del Florpus, y allí brillan mucho más. Por fin vemos a Gaz dejando de ser un personaje unidimensional y mostrando otro tipo de emociones tanto positivas como negativas, así como siendo muy útil para la trama. Y por fin se explora el conflicto entre Dib y su padre, quien deja de ser solo un personaje de relleno y también se demuestra su importancia para el universo de Invasor Zim. Estos cambios mínimos le dan más potencial al especial creando dinámicas nunca antes vistas en la serie. Pero lo que sigue sin cambiar es la relación entre Zim y Dib. Los odiados enemigos siguen siendo aguerridos, siguen atacándose con golpes bajos, siguen acusándose mutuamente y siguen explotando y dinamitando todo a su alrededor. Zim JAMÁS aceptará la derrota. No, señor. Y si tiene que meterse con la familia Membrana, lo va a hacer sin dudarlo. Y bueno, si nos vamos de vuelta a la animación, el Poder del Florpus destaca por lo fluido de sus movimientos y por sus pequeños homenajes a secuencias icónicas de la serie, además de unas cuantas escenas llenas de tomas que experimentan con el manejo de la cámara. Sí, tenemos unas escenas con diferentes estilos de animación, las cuales son GLORIOSAS, y sí, quizás ya lo hayamos visto múltiples veces en diferentes series como Gumball o Gravity Falls. Pero le dan ese aire divertido, dinámico, imprevisible e importante que el especial quiere compartirnos.

Invasor Zim nunca fue una serie que se enfocara en dar una enseñanza o una moraleja al final de las historias. Muchos episodios terminaron en catástrofes para Zim y compañía, y posibles destrucciones para la Tierra. Teníamos el mágico botón que reseteaba el universo, y cuando una serie de humor absurdo no necesita coherencia lógica para existir, no es necesario pedirle que resuelva sus agujeros en la trama. Acá sigue la misma idea siendo protagonizada por Zim y por sus planes malvados, pero le añade ese factor de desarrollo de personajes que tanto necesitaba la serie.

El Poder del Florpus, a pesar de que tiene el conflicto principal que es ir deteniendo a Zim, habla de la frustración que tiene Dib al no tener el apoyo de su padre, de ser considerado como una decepción por parte de él y de jamás poder demostrarle que, en realidad, lo que él cree, existe. El profesor Membrana deja de ser ese padre ausente y ahora es más comprensivo, lo cual hace esta dinámica entre ambos muy buena. Una escena específica en el tercer acto que los involucra es mortal, porque canaliza todo lo que no se hizo entre ellos en la serie y lo explota de mejor forma. Parece ser que Jhonen Vázquez en todo este tiempo encontró las deficiencias en Invasor Zim y se dedicó a mejorar cada vez más la serie, lo cual es impresionante. El humor es más refinado, se utilizan las pausas en las bromas y se alargan los chistes cuando tienen que pausarse y alargarse, y no se excede en ese humor negro. Jhonen Vázquez creció como director y eso se nota bastante.

En cuanto al doblaje, no podemos negar el impecable trabajo que realizó el elenco. Magda Giner, ya con 30 años de carrera sigue sorprendiendo a todos, e Irwin Daayán enloquece como Gir. Carlos Enrique Bonilla, Ana Lobo y Jorge Ornelas también son geniales a la hora de ahondarse en este largometraje animado. Me alegra cómo Nickelodeon y Netflix cuidaron la calidad del doblaje en estos proyectos, y espero que Nickelodeon siga haciendo este tipo de cosas con sus nicktoons. El doblaje latino es una maravilla, afortunadamente la mayor parte de las voces originales regresaron, salvo aquellos actores que lamentablemente fallecieron, como la Maestra Bitters (Rosalenda Aguirre).

VEREDICTO FINAL: Invasor Zim y el Poder del Florpus es IMPONENTE. Es el especial que necesitaba Zim y le hace un debido homenaje a los fans y a la serie. Igualmente apuesto a que estará en la temporada de premios y sin duda alguna va a dejar boquiabiertos a más de uno. Pero más allá de eso me gustaría terminar esto con una pequeña opinión…

Netflix es esa plataforma que podés amar y odiar a la vez, pero sin duda alguna está haciendo mucho por la animación. Netflix no suele dar las métricas de rating de sus producciones originales o de sus producciones adquiridas, porque lo mantienen en secreto y es completamente entendible, pero parece ser que este tipo de especiales son un éxito para Nickelodeon. Y quizá no tengamos nuevas temporadas de Arnold, de Rocko, de Zim, de Cat Dog o de Ren y Stimpy, pero estos buenos resultados pueden hacer que Nick se enfoque más a la animación y que abandone la tendencia de hacer reboots que tanto está saturando a la industria. Ellos pueden marcar directamente la diferencia. Bueno, no del todo… ¿o no, reboots de All That, Garfield, Are U Afraid Of The Dark y Rugrats? En el caso de que se produzcan nuevos nicktoons, no creo que sea posible que se emitan en televisión, pero Netflix está ahí para apoyar. Tenemos el caso de Pinky Malinky que estuvo en el limbo por mucho tiempo y que Netflix por fin rescató. Ahí también podrían estar Glitch Techs, Wonder Park y Mighty Bee… quizás en poco tiempo por fin volvamos a tener un gran número de nicktoons nuevos emitiéndose en diferentes plataformas, y si se llega a hacer ese equilibrio entre producciones nuevas y pequeños especiales apelando a la nostalgia, quizá veamos una revolución en la animación. Y se termine por fin ese enorme problema que lleva décadas entre las productoras, animadores y derechos de autor… quién sabe. Quizá lo mejor está por venir.

Para todo fanático seguramente es un especial anticipado con algo de temor y mucho entusiasmo, por lo que es siempre un placer encontrarse con la inusual sorpresa de que logre satisfacer muchas de las expectativas. Si uno no está familiarizado por la serie es una muy buena y probada aproximación para una de las series animadas con más personalidad de la década pasada. En todo caso, el éxito del mismo radica en que seguramente muy pocos terminarán la hora de agujeros negros y maníes en llamas sin ganas de darse una panzada de la serie original. Y si por el momento deseamos demasiado nuevos episodios de nuestro alienígena favorito, sólo nos queda rever este especial hasta el cansancio, sumergirnos en esta aventura intergaláctica que llega a niveles nunca antes explorados, y cantar a todo pulmón: «¡QUIERO PAZ, MUCHA PAZ, ES MEJOR QUE EL POLLO CON SAL! ¡PAZ, PAZ, PAZ, QUIERO MÁS, LA PAZ ES MEJOR QUE EL POLLO CON SAL!» O su versión original en inglés, y mi favorita, de CHICKEN WITH RICE. Eso ya queda en el gusto de cada uno, chicos. It’s up to you, guys.