PC a la altura de Xbox Series S: ¿Qué debería tener? – MuyComputer

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Xbox Series S se ha convertido, por méritos propios, en una de las consolas más populares de la presente generación, y también en una de las que mejor valor precio-prestaciones ha ofrecido desde su lanzamiento. Recuerdo que, cuando Microsoft la anunció, generó muchas dudas entre los usuarios, y también sembró polémica entre los desarrolladores, pero al final ha acabado siendo todo un éxito.
Sé que más de uno de nuestros lectores estará pensando que esto se debe, en parte, a la escasez de PS5 y Xbox Series X, y es que, a diferencia de ambas consolas, Xbox Series S ha tenido una excelente disponibilidad en todo momento e incluso se ha podido comprar por debajo de su precio recomendado (ha llegado a estar disponible por 260 euros).
No podemos negarlo, yo también creo que esto ha influido, pero tampoco podemos obviar el buen valor que ofrece Xbox Series S, ya que se trata de una consola que, por menos de 300 euros, ofrece una experiencia de nueva generación, y que gracias al Xbox Game Pass nos permite disfrutar de más de un centenar de juegos por una pequeña cuota al mes.
La consola de Microsoft da mucho por lo que cuesta, y gracias al ecosistema de servicios que gira alrededor de Xbox Series S, y también de Xbox Series X, la benjamina del gigante de Redmond se ha convertido en un valor muy sólido para todos aquellos que quieren disfrutar de esa experiencia de nueva generación, pero haciendo una inversión mínima.
Teniendo en cuenta la situación actual que vive el sector de las consolas, con una disponibilidad casi nula de PS5 y Xbox Series X, y los precios inflados que afectan al sector de las tarjetas gráficas, el valor de Xbox Series S no ha hecho más que crecer, y los usuarios no han sido ajenos a esa realidad, ¿pero realmente es para tanto? Pues la verdad es que sí, y creo que, para ilustrarlo, nada mejor que ver cuánto nos costaría montar, por piezas, un PC al nivel de Xbox Series S.
Xbox Series S
Lo primero que debemos tener claro es qué hardware monta esta consola, ya que este será el que nos dé la base de la que debemos partir para configurar un PC a su altura. Como sabrán nuestros lectores habituales, esta consola utiliza una APU personalizada que no existe en el sector PC, y por ello es complicado encontrar una equivalencia directa, especialmente a nivel de GPU, así que buscaremos las alternativas más cercanas, como hicimos en su momento en nuestro artículo dedicado a PS5.
El corazón de Xbox Series S está formado por una APU de AMD fabricada en 7 nm que integra CPU y GPU en el mismo encapsulado. La CPU utiliza la arquitectura Zen 2, pero con un diseño personalizado que reduce la caché L3 a 8 MB (4 MB por unidad CCX) y la FPU, suma 8 núcleos a 3,6 GHz, y puede manejar 16 hilos funcionando a 3,4 GHz. Su GPU está basada en la arquitectura RDNA2, y estas son sus claves:
Como vemos, tenemos una solución gráfica de última generación, aunque sus especificaciones quedan muy por debajo de la Radeon RX 6600 y se sitúan, aproximadamente, en la franja de la Radeon RX 6500 XT. Esta cuenta con menos shaders, pero alcanza una frecuencia de trabajo mucho mayor, y por ello ofrece un rendimiento superior.
Los 10 GB de memoria GDDR6 están unificados, lo que significa que se utilizan como RAM del sistema y como VRAM. Microsoft dijo que se reservan 2,5 GB de memoria para el sistema, así que quedan libres para los desarrolladores 7,5 GB de memoria. El almacenamiento corre a cargo de un SSD de 512 GB, que alcanza una velocidad de 2,4 GB/s, una cifra que está por debajo de los máximos que registran las unidades SSD PCIE NVMe Gen3 x4 en PC.
Ya tenemos sobre la mesa todos los datos que necesitamos para empezar a dar forma a un PC que esté al nivel de Xbox Series S. Como hemos visto, no necesitamos irnos directamente a por un procesador Zen 2, ya que la arquitectura que utiliza la CPU de dicha consola está por debajo de la variante que utilizó AMD en PC. Ya lo he comentado en otras ocasiones, pero os recuerdo que un chip como el Ryzen 7 3700X tiene cuatro veces más caché L3 que el procesador de Xbox Series S, cuenta con una FPU muy superior y trabajada a frecuencias mucho más altas.
Partiendo de las pruebas de rendimiento que hemos visto sobre la APU Ryzen 7 4700S, que integra la misma CPU que hemos visto en las consolas de nueva generación, aunque a una frecuencia superior y con la GPU deshabilitada, podemos concluir que su rendimiento es, en general, inferior al de un Ryzen 7 1800X. Podéis verlo en las gráficas adjuntas, cortesía de un completo análisis que publicó en su momento Tom´s Hardware. Sin embargo, en aplicaciones sintéticas que utilizan todos los núcleos e hilos del procesador, la CPU del Ryzen 7 4700S está un poco por encima del Ryzen 7 1800X.
Esto quiere decir que, a partir de un Ryzen 7 1700X, ya tendríamos un procesador al nivel de Xbox Series S, y también al nivel del que montan PS5 y Xbox Series X. Dicho procesador fue descatalogado, así que lo más cercano y económico que podemos encontrar es el Intel Core i5-10400F, cuyo precio es de 140,67 euros. Dicho chip es un modelo de gama media económica, pero ofrece un rendimiento excelente gracias a sus 6 núcleos y 12 hilos, y a su alto IPC.
rendimiento multihilo
Pasamos ahora a la GPU. Como hemos dicho, la solución que monta Xbox Series S utiliza la arquitectura RDNA 2, tiene 1.280 shaders, ofrece una compatibilidad total con DirectX 12 Ultimate, gracias a su hardware dedicado para aceleración de trazado de rayos, y alcanza los 4 TFLOPS de potencia en FPS32. Si nos dejamos llevar por todas esas claves, nos daremos cuenta de que lo más cercano sería la Radeon RX 6500 XT, aunque como os dije en su momento, esta tarjeta gráfica es más potente por sus mayores frecuencias de trabajo. Alcanza un pico de potencia en FP32 de 5,7 TFLOPS, y su precio rondará entre los 200 y los 300 euros.
Llegados a este punto, ya nos damos cuenta de que tenemos un problema, y es que solo con el procesador y la tarjeta gráfica superamos el precio de venta de Xbox Series S, que ahora mismo ronda los 270 euros. He querido detenerme aquí y hacer este inciso para que os deis cuenta de por qué he destacado tantas veces el excelente valor que ofrece dicha consola en relación precio-prestaciones. No obstante, vamos a terminar el artículo para ver hasta qué nivel de precio llegamos al final.
Para acompañar a ese procesador, y a esa tarjeta gráfica, lo ideal sería una placa base económica con chipset serie B560, ya que cuenta con interfaz PCIE Gen4, ideal para que la Radeon RX 6500 XT no tenga ninguna merma de rendimiento (viene limitada a PCIE Gen4 x4), y nos permitirá utilizar memoria DDR4 a 3.200 MHz con el Core i5-10400F. La MSI B560M-A PRO sería una buena opción, y nos costaría 77,98 euros.
SoCs de Xbox Series X y Series S. Imagen por cortesía de Digital Foundry.
En cuanto a la memoria RAM, necesitaríamos al menos 8 GB de memoria DDR4 a 3,2 GHz en doble canal para llegar al nivel de Xbox Series S. Sin embargo, la diferencia de un kit de 8 GB con un kit de 16 GB es de apenas 12 euros, así que merece mucho más la pena ir a por este último. Lo más económico que he encontrado ha sido este kit de PNY, que incluye dos módulos de 8 GB a 3.200 MHz por 62,77 euros.
Pasamos ahora a la unidad de almacenamiento. El SSD de Xbox Series S funciona a 2,4 GB/s, y tiene una capacidad de 512 GB, así que el Crucial P2 CT500P2SSD8 encaja a la perfección, ya que tiene esa capacidad y esa misma velocidad. Su precio es de 55,81 euros. Nos queda, para terminar, la fuente de alimentación y el chasis, ya que no necesitamos ventilador para la CPU (el Intel Core i5-10400F viene con el modelo de referencia, y es perfectamente viable).
Para alimentar este equipo no necesitamos una fuente especialmente potente, ya que tenemos una tarjeta gráfica y un procesador que registran consumos muy bajos. A partir de una fuente como la Aerocool Lux 550W 80 Plus Bronze no tendríamos ningún problema. Su precio es de 31,65 euros. El chasis es ya una elección bastante personal, pero para hacernos con un modelo que venga con, al menos, unos cuantos ventiladores que nos permitan generar un buen flujo de aire tendríamos que invertir entre 30 y 40 euros.
Placas de Xbox Series S (izquierda) y Xbox One S (derecha). Cortesía de Digital Foundry.
El equipo que hemos montado estaría por encima de dicha consola en términos de potencia, pero también sería mucho más caro. Vamos a hacer un resumen de componentes y a calcular el coste total que representan:
Si sumamos el coste de todos esos componentes vemos que el total, dejando a la Radeon RX 6500 XT en una media de 250 euros, asciende a un total de 648,88 euros, más del doble de lo que nos costaría una Xbox Series S, y también más de lo que tendríamos que pagar por una Xbox Series X.
El PC que hemos obtenido como resultado de esa configuración sería, como hemos dicho, más potente que Xbox Series S, pero quedaría muy por debajo de PS5 y de Xbox Series X, especialmente a nivel de rendimiento GPU, ya que el núcleo gráfico utilizado en ambas consolas supera a la Radeon RX 6500 XT.
Xbox Series S
Ya lo hemos visto de una manera muy clara. Podemos conseguir una Xbox Series S por menos de la mitad de lo que nos costaría montar un PC a su altura, y encima podemos despreocuparnos de tener que comprar juegos a precios altos gracias al Xbox Game Pass, un servicio que nos permite acceder a más de 100 juegos por solo 9,99 euros. También podemos acceder a la modalidad superior, que por un precio de 12,99 euros incluye Xbox Live Gold y los mejores juegos de EA.
Es evidente que un PC cuenta con la ventaja de que es actualizable, y de que podemos utilizarlo para hacer muchas otras cosas, pero para aquel que solo quiera jugar y disfrutar de una experiencia de nueva generación, pero que tenga un presupuesto muy limitado, Xbox Series S es la mejor opción que existe actualmente, una realidad que no va a cambiar ni a corto ni a largo plazo.
No quiero terminar este artículo sin hacer un inciso sobre las capacidades de nueva generación de Xbox Series S, sobre todo porque soy consciente de que muchos lectores todavía tienen dudas, y algunos incluso creen que es mejor optar por una Xbox One X. Dicha consola encaja dentro de la generación anterior, tiene una CPU muy inferior a la de Xbox Series S, monta una GPU que, a nivel de arquitectura, también está muy por detrás de la que integra aquella, y cuenta con un HDD SATA, mientras que la «caja blanca» de Microsoft viene con un SSD de nueva generación a 2,4 GB/s.
La diferencia entre ambas es muy grande, y va más allá de la simple potencia bruta o de la resolución en juegos. Los juegos cargan en segundos sobre una Xbox Series S, mientras que en Xbox One X pueden superar el minuto. Por ejemplo, Watchdogs Legion tarda en cargar entre 12 y 14 segundos en Xbox Series S, mientras que en Xbox One X ronda el minuto y 8 segundos.
También hay que tener presente que, como hemos anticipado, el procesador de Xbox Series S juega en otra liga, y que esto va a marcar una enorme diferencia cuando se complete la transición a los desarrollos de nueva generación. Sobre este tema, también vimos cosas interesantes en este artículo. Gracias a ese procesador, basado en Zen 2, será posible crear juegos con una IA y una física más complejos, por ejemplo. Para terminar, debemos recordar que la GPU que monta Xbox Series S utiliza una arquitectura de última generación, y que está preparada para trabajar con todas las funciones de DirectX 12 Ultimate, como hemos dicho, cosa que no ocurre con Xbox One X.
La conclusión que quiero que saquéis de todo esto es que sí, Xbox Series S es, por méritos propios, una consola de nueva generación en todos los sentidos, y que es mejor opción que Xbox One X. Si tenéis dudas entre ambas, deberíais optar directamente por la primera, sin discusión.
Nota: Esta selección contiene algunos enlaces de nuestros afiliados, pero ninguno de los productos incluidos han sido propuestos o recomendados por ellos o sus fabricantes, sino elegidos según nuestro propio criterio.

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